miércoles, 6 de octubre de 2021
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EBITDA CONTRA CALIDAD EN LA VALORACIÓN DE RESIDENCIAS GERIÁTRICAS

Opinión de Aquilino Miralles en una tribuna en Dependencia.info 

Desde el blog de Dependencia.info recomendamos la lectura de esta tribuna publicada en Dependencia.info sobre la valoración de residencias geriátricas que puede resultar muy interesante para conocer la opinión de un directivo, gestor. Aunque han pasado unos años, puede servir de referencia sobre la cuestión de la valoración de las residencias y la relevancia del uso de criterios como el EBITDA.


"Difícilmente podrían haber imaginado aquellas Hermanitas de la Caridad y demás Órdenes religiosas que, aquello que hacían por los ancianos en sus asilos de la época, años después, fuera a ser motivo de interés por parte de inversores del tipo de sociedades de capital riesgo, fondos de inversión, etc. Y la verdad es que, aún sorprendentemente, así está ocurriendo.

La que hemos venido a llamar “concentración del sector”, (si bien no lo está siendo tanto) viene protagonizada, en parte, por este tipo de sociedades que, lejos de ser expertas en ningún sector en concreto, sí que lo son en rentabilizar una determinada inversión, o lo que es lo mismo, vender más caro de lo que han comprado.

Y digo que esta llamada “concentración del sector” no lo está siendo tanto en la medida que, de las 350.000 camas aproximadas que existen en nuestro país, tan solo están siendo objeto de reagrupación ni tan siquiera un 6-7% de ellas, es decir, solo existe reagrupación entre las 8-10 compañías que mayor representación tienen en nuestro sector, si bien esa representación, en el conjunto del panorama nacional, no resulta todavía demasiado significativa.

Pero, ¿Es este un sector donde se pueda especular?

¿Están acertando o errando el tiro estas sociedades de inversión al apostar por un sector tan especifico, tan intervenido por las AAPP y tan dependiente de factores de futuro?.

Esta fuera de toda discusión que el objetivo final (debo subrayar que, legítimo objetivo) de estas compañías es garantizar una mínima rentabilidad con la que, reanudar la confianza de sus inversores, y poder seguir mereciendo la calificación de “buenos gestores de fondos”, pues de lo contrario, difícil lo tendrían a la hora de lo que comúnmente se conoce como “levantar” un nuevo fondo, dado que la reputación de sus directivos o responsables se habría visto seriamente deteriorada si fallan en este objetivo. Dicho de otra manera, les va en ello gran parte de su futuro profesional, por lo que, más les vale, que no se equivoquen al poner su “ficha” en este sector de las Residencias Geriátricas.

Todos ellos, contemplan similar o parecido enfoque: Adquirir hoy plataformas de gestión con un determinado número de plazas y desarrollar la compañía a través de esta plataforma de gestión hasta conseguir, en algunos años, mayores volúmenes económicos.

Anteriormente al inicio de la crisis general iniciada en el 2008 en nuestro país, la palabra clave entre Administraciones Publicas, Operadores y demás entes involucrados en el sector residencial era “calidad”. No había seminario, simposio, charla, articulo, reseña, etc., etc. que no hablase de “calidad asistencial”. Hoy, dicha palabra, o lo que es lo mismo, las consecuencias que supone, parecen haberse diluido, en la medida que, no resultaba consecuente, por un lado, seguir promulgando normativas y decretos para mejorar en la calidad de los servicios cuando por otro lado, se firmaban recortes que, en determinadas CCAA, incluso superaban el 30% respecto ejercicios anteriores.

Sea, por una causa o por otra, lo cierto es que, al día de hoy, el término “calidad” ha venido a ser sustituido irremediablemente por este otro término “del diablo” tal cual es “EBITDA”y en este punto, cabría preguntarse qué es en realidad el EBITDA y si tiene alguna relación directa con la CALIDAD del servicio (¿?).

Pero para intentar responder a esta importante pregunta, se hace del todo necesario conocer a fondo el significado de tan extraño vocablo.

Como muchos saben y otros tantos desconocen, EBITDA es un vocablo, netamente financiero, que tiene su origen en el acrónimo anglosajón “Earnings Before Interest, Taxes Depreciation and Amortization”, lo que traducido al cristiano vendría a ser en la traducción literal de “Ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones”. Y como digo que es un término netamente financiero que dominan perfectamente los financieros y demás “gurús” de la económica y que no tiene por qué ser familiar para los profesionales y especialistas en la gestión de servicios a la Dependencia, vendría a significar, en términos muy simplistas y generalistas, las Ganancias brutas que podría (condicional) tener una compañía o proyecto en concreto, si no tuviera que soportar ningún capitulo o partida contable relativa al pago de los créditos o financiación ajena, y sus intereses correspondientes, que ha necesitado suscribir para desarrollar dicha compañía, y si no tuviera que reservar recurso económico alguno para reponer sus activos (amortizaciones).

Pero claro, como quien más y quien menos, ha tenido que hipotecar su compañía, (y hasta su propio patrimonio personal en caso de pequeños empresarios) para poder desarrollar un proyecto, y en el pasivo de su balance, figuran partidas más o menos importantes de deuda bancaria, la cifra que pudiera resultar del cálculo de su EBITDA correspondiente tendría una significación puramente teórica.

Pero mira por donde, esa cifra puramente teórica a la que no le concederíamos demasiado valor a la hora de gestionar bien y con calidad nuestras Residencias, cobra notable importancia cuando se trata de comprar o vender esa Residencia o conjunto de Residencias, pues independientemente de que para la valoración económica de estos proyectos puedan seguirse formulas o cálculos más o menos complejos, finalmente , todos estos cálculos se vienen a traducir en que, el valor bruto de un proyecto en concreto, es el resultado de aplicar sobre su EBITDA un determinado múltiplo (8, 10, 12,14….).

Obviamente, a ese resultado bruto habría que deducirle la deuda concreta que tiene contraída la compañía o proyecto para dar como resultado el valor NETO (EQUITY en términos anglosajones) que finalmente habría de abonarse o pagarse en una teórica operación de compra-venta.

No resulta pues indiferente o difícil de comprender que, a mayor EBITDA, mayor seria el valor de una compañía, máxime cuando esta cifra se multiplica, a su vez, por x veces o múltiplos. Y cabría pensar también que, siendo el objetivo de las sociedades de capital riesgo, ganar dinero comprando más barato de lo que venden después, que el objetivo a conseguir seria doble: Por un lado, intentar que dicho múltiplo fuera, al menos igual o incluso superior al múltiplo empleado en el momento de la entrada o compra y por el otro, tratar de elevar esta cifra de EBITDA al objeto de que su beneficio sea el máximo posible en el momento de su salida o venta.

Respecto del múltiplo, decir que es una auténtica “lotería” y que depende de una serie de factores que pueden variar sustancialmente en el tiempo y, en su mayoría, escapan al control de los mortales: Oportunidad de mercado, liquidez de inversión, niveles bursátiles, acontecimientos políticos, gobernantes, condiciones internacionales, etc., etc., son todos ellos factores que influyen de forma determinantemente en la aplicación de un tipo de múltiplo u otro, por lo que, en este sentido, solo cabe que cada uno se encomiende a la fé que más profese y ruegue porque estas condiciones no sean adversas a la hora de desinvertir en los proyectos que adquieren.

Así las cosas y con estas serias limitaciones para intervenir en el múltiplo a aplicar, solo cabe trabajar en el otro de los factores que intervienen en la ecuación que determina el valor de una compañía: el famoso EBITDA, ante lo cual, y en referencia al título del presente artículo, cabría preguntarse:

  • ¿Cómo se consigue aumentar esta cifra de EBITDA, o lo que es lo mismo, incrementar los ingresos y reducir los gastos operativos sin que la calidad del servicio se vea resentida?
  • ¿Es posible este objetivo en una actividad en la que se trabaja dispensando los cuidados necesarios a un colectivo tan sensible como los Dependientes?
  • ¿Se puede “ahorrar” o “economizar” en esta actividad por encima de los actuales estándares del mercado?
  • ¿Dónde están los umbrales de la calidad asistencial?
  • ¿Primará el resultado económico sobre esta calidad asistencial?

(Seguir leyendo en el texto original)

Está claro que el tema de la valoración de residencias es mucho más profundo que un indicador por lo que vale la pena estar bien asesorado.


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